Me parece gravísimo el boicot a Rouco



La noticia escueta viene a ser aproximadamente esta: que el cardenal de Madrid iba a dar una conferencia en la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad Autónoma de Madrid, y que ha tenido que suspenderse antes las presiones de los famosos grupos antisistema y la incapacidad de la Delegación de Gobierno y de la propia universidad de garantizar su seguridad.

Me parece un hecho gravísimo, ante el que deseo hacer algunas consideraciones:

1.       Empiezo porque me parece que no tenemos ni idea de lo que es una universidad, ni sus orígenes, ni sus funciones. Habría que recordar aquí quién está en el origen de las primeras universidades, que no es otra institución más que la iglesia. Es decir, que aunque sólo fuera por reconocimiento histórico, la universidad debería ser más respetuosa con la iglesia.

2.       Una universidad es lugar de estudio, aprendizaje, investigación, diálogo, escucha, debate. Y en este modo de proceder no parece razonable excluir de la misma el debate religioso, más aún cuando es el debate clave de la existencia humana, de la historia, de la antropología. El hombre es un ser religioso “por naturaleza”, por más que pueda molestar este hecho.

3.       Resulta preocupante que la Universidad Autónoma de Madrid, que ha querido ser siempre universidad abierta a todos sin exclusiones por razón de ideología o pensamiento, que incluso concedió en su día el doctorado honoris causa a Santiago Carrillo sin que aún sepamos nada de su aportación positiva al mundo de la cultura o de la sociedad de su época, ahora sea una universidad incapaz de garantizar una simple conferencia, eso sí, de un personaje como Don Antonio María Rouco Varela, cardenal de la iglesia católica, a la que afirman pertenecer más del 73 % de los españoles, y que además es doctor en derecho canónico por la universidad de Munich, doctor honoris causa por otras cuatro universidades, Académico Numerario de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas y de la de Doctores, y con una importante producción como investigador. Vamos, un indocumentado.

4.       En este país existe la libertad de expresión regulada naturalmente por las leyes correspondientes. Y se supone que las fuerzas del orden están para garantizar los derechos de los españolitos, que no tenemos por qué estar al albur de cuatro mangantes, que al grito de fuera fascistas de la universidad han decidido que las libertades las regulan ellos a golpe de ladrillo y de rebuzno indocumentado, mientras desde el gobierno a la universidad callan y otorgan. Pues servidor exige a la delegación del gobierno que garantice REALMENTE la libertad.

5.       Me preocupan los ataques cada vez más continuos y fuertes no hacia lo religioso, sino hacia la iglesia católica. Valga como ejemplo lo que algunas cadenas de televisión se atreven a soltar contra la iglesia, o el hecho que recoge la prensa de que en la Universidad de Barcelona, los alumnos que van a misa a la Facultad de Económicas cuentan con protección policial y seguridad, debido a amenazas de grupos ligados a la Asociación de Estudiantes Progresistas, que quieren eliminar la capilla. Curioso. En la universidad cabe todo, hasta la fiesta de san canuto donde se emporra tranquilamente el personal. Pero una capilla ofende. Y digo ataques contra lo católico y no contra lo religioso, porque con el mundo musulmán nadie se atreve a decir una palabra. Y eso que las ideas del islam sobre la mujer, la sociedad, el respeto o los gays no son precisamente progresistas. Pero si uno dice una palabra en un programa de televisión contra el islam te dinamitan la emisora. Y si haces una pintada en la mezquita directamente te cortan el cuello.

6.       Me preocupa, finalmente, que cosas así puedan desembocar un día en violencia no deseada. Imaginemos que ante esos grupos antisistema que han conseguido boicotear la conferencia del cardenal Rouco aparecen otros que sí la desean y que deciden, en el mismo uso de su libertad de expresión, mostrar su postura con el contundente argumento de un bate de beisbol en las manos al grito de rojos fuera de la universidad. Mejor no imaginamos.

Pero lo cierto es que cosas sí son las que caldean ambientes y cabrean al personal. Y el personal cabreado no es cosa fácilmente controlable. Y a un servidor esto de hoy le ha preocupado y mucho.

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