Paz verdadera, reconciliacion y cuaresma
En mi país estos últimos años se habla de reconciliación y de paz, bien, estos cuarenta días de cuaresma que hoy inician, es un tiempo propicio para darnos la oportunidad de conocer y encontrar la verdadera Paz.
San Pablo nos enseña que Jesús es nuestra Paz (Ef 2,14) y Jesús con lágrimas en los ojos dice a Jerusalen y también hoy a Colombia "¡Si al menos tu comprendieras en este día lo que conduce a la paz!" Estoy convencida que en estos momentos de coyuntura política por la que estamos pasando los Colombianos, la única respuesta verdadera ante la paz es un corazón arrepentido y humilde ante Dios, de parte de cada uno de nosotros, porque más allá de acuerdos de paz firmados, el país no alcanzará la paz verdadera si primeramente no nos reconciliamos con Dios, si no lo hacemos con El jamás lo haremos con nuestros hermanos.
Si no nos reconciliamos con Dios seguiremos viendo las atrocidades que vemos y escuchamos que a diario se comenten contra niños, mujeres y los más desvalidos de nuestra sociedad y nuestro corazón no pasará de una indignación momentánea, hasta llegado el momento en que ya adormecido por la violencia no sienta nada. Y la vida del no nacido, del enfermo terminal, del feto con síndrome de down ya solo significará carga financiera para un sistema de salud que alimenta la corrupción de pocos y que debe ser eliminada.
Es tiempo de mirar cara a cara el rostro de Dios, del Dios misericordioso que se conmueve con la miseria humana, del Dios encarnado en la persona de Jesucristo que se da y se da y da tanto que hasta da su vida por nosotros; sus amigos. No hay amor más grande, permite en estos cuarenta días que ese amor, ese amor de verdad inunde todas las células de tu ser, sane tu vida y así, solo así conocerás la paz verdadera. Amén.
San Pablo nos enseña que Jesús es nuestra Paz (Ef 2,14) y Jesús con lágrimas en los ojos dice a Jerusalen y también hoy a Colombia "¡Si al menos tu comprendieras en este día lo que conduce a la paz!" Estoy convencida que en estos momentos de coyuntura política por la que estamos pasando los Colombianos, la única respuesta verdadera ante la paz es un corazón arrepentido y humilde ante Dios, de parte de cada uno de nosotros, porque más allá de acuerdos de paz firmados, el país no alcanzará la paz verdadera si primeramente no nos reconciliamos con Dios, si no lo hacemos con El jamás lo haremos con nuestros hermanos.
Si no nos reconciliamos con Dios seguiremos viendo las atrocidades que vemos y escuchamos que a diario se comenten contra niños, mujeres y los más desvalidos de nuestra sociedad y nuestro corazón no pasará de una indignación momentánea, hasta llegado el momento en que ya adormecido por la violencia no sienta nada. Y la vida del no nacido, del enfermo terminal, del feto con síndrome de down ya solo significará carga financiera para un sistema de salud que alimenta la corrupción de pocos y que debe ser eliminada.
Es tiempo de mirar cara a cara el rostro de Dios, del Dios misericordioso que se conmueve con la miseria humana, del Dios encarnado en la persona de Jesucristo que se da y se da y da tanto que hasta da su vida por nosotros; sus amigos. No hay amor más grande, permite en estos cuarenta días que ese amor, ese amor de verdad inunde todas las células de tu ser, sane tu vida y así, solo así conocerás la paz verdadera. Amén.
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