Novísimos: muerte, juicio, infierno, gloria



PD[Antes]: Blog de Jorge que se me había perdido, hace cinco semanas no recibía actualizaciones en READER, pues se mudó y en celebración, publico su ultima entrada, bastante buena, como todo lo que podemos encontrar en este sitio.  Además, me ufano de tener permiso expreso para replicar sus artículos.  :-)

Este Blog lo recomiendo especialmente a Catequistas y Sacerdotes y Religiosos(as), con amor a la Iglesia y un tantico de celo Apostólico.


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No sé de dónde hemos sacado esa idea, curas y laicos, de que cuando uno muere se va derechito con Dios porque sí. Parece que sea igual ser santo que pecador, madre Teresa o el estrangulador de Boston. Se murió, luego al cielo con él.

No es esa la fe de la iglesia sobre la muerte. Por eso quiero recordar hoy aquí algunas cosas que la misma iglesia nos dice sobre esto, aunque haya palabras como “purgatorio” o “infierno” que no estén de moda. Y lo comprendo.

No hay nada más molesto que recordarle a uno que un día se va a morir, y que tendrá que dar cuenta a Dios de su vida. Por eso nos hemos inventado del todo para obviar esta realidad.
Nos hemos inventado, por ejemplo, cosas así:
  • Halloween, que es como tomarnos la muerte a broma para tener que pensar menos
  • Un Dios tan bueno y tan simple, que hagas lo que hagas, vivas como vivas, seas santo o el peor bicho de la historia, indefectiblemente vas a ir al cielo.
  • El paso de esta vida al cielo de forma automática, de manera que si celebramos la misa por un difunto no es para rogar por él, sino una especie de celebración de recuerdo y alabanza del fallecido.
  • No hablar de cosas tan desagradables como “juicio”, “purgatorio”, “infierno”, creyendo que si no hablamos de ellas directamente dejan de existir.
  • Y podríamos seguir…
Ante esta realidad creo que hoy sería bueno recordar cosas del compendio del catecismo de la iglesia sobre los novísimos, es decir, sobre la muerte y el destino final del hombre. :

207. ¿Qué es la vida eterna?


La vida eterna es la que comienza inmediatamente después de la muerte. Esta vida no tendrá fin; será precedida para cada uno por un juicio particular por parte de Cristo, juez de vivos y muertos, y será ratificada en el juicio final.

208. ¿Qué es el juicio particular?


Es el juicio de retribución inmediata, que, en el momento de la muerte, cada uno recibe de Dios en su alma inmortal, en relación con su fe y sus obras. Esta retribución consiste en el acceso a la felicidad del cielo, inmediatamente o después de una adecuada purificación, o bien de la condenación eterna al infierno.


209. ¿Qué se entiende por cielo?
Por cielo se entiende el estado de felicidad suprema y definitiva. Todos aquellos que mueren en gracia de Dios y no tienen necesidad de posterior purificación, son reunidos en torno a Jesús, a María, a los ángeles y a los santos, formando así la Iglesia del cielo, donde ven a Dios «cara a cara» (1 Co 13, 12), viven en comunión de amor con la Santísima Trinidad e interceden por nosotros.
«La vida subsistente y verdadera es el Padre que, por el Hijo y en el Espíritu Santo, derrama sobre todos sin excepción los dones celestiales. Gracias a su misericordia, nosotros también, hombres, hemos recibido la promesa indefectible de la vida eterna» (San Cirilo de Jerusalén).

210 ¿Qué es el purgatorio?


El purgatorio es el estado de los que mueren en amistad con Dios pero, aunque están seguros de su salvación eterna, necesitan aún de purificación para entrar en la eterna bienaventuranza.

211. ¿Cómo podemos ayudar en la purificación de las almas del purgatorio?


En virtud de la comunión de los santos, los fieles que peregrinan aún en la tierra pueden ayudar a las almas del purgatorio ofreciendo por ellas oraciones de sufragio, en particular el sacrificio de la Eucaristía, pero también limosnas, indulgencias y obras de penitencia.

212. ¿En qué consiste el infierno?


Consiste en la condenación eterna de todos aquellos que mueren, por libre elección, en pecado mortal. La pena principal del infierno consiste en la separación eterna de Dios, en quien únicamente encuentra el hombre la vida y la felicidad para las que ha sido creado y a las que aspira. Cristo mismo expresa esta realidad con las palabras «Alejaos de mí, malditos al fuego eterno» (Mt 25, 41).

213. ¿Cómo se concilia la existencia del infierno con la infinita bondad de Dios?


Dios quiere que «todos lleguen a la conversión» (2 P 3, 9), pero, habiendo creado al hombre libre y responsable, respeta sus decisiones. Por tanto, es el hombre mismo quien, con plena autonomía, se excluye voluntariamente de la comunión con Dios si, en el momento de la propia muerte, persiste en el pecado mortal, rechazando el amor misericordioso de Dios.

De siempre en la iglesia se ha orado por los difuntos para que sus faltas sean perdonadas y puedan entrar en la plena y suprema felicidad. Por los difuntos se ora de manera especial ofreciendo por ellos la eucaristía, la oración, las buenas obras. Hoy, día de todos los fieles difuntos, creo que no viene mal recordarlo.


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