EL SACERDOTE CONFESOR Y DIRECTOR ESPIRITUAL MINISTRO DE LA MISERICORDIA DIVINA

OBSERVACIÓN: Me uno por completo a la invitación del p.Fortea, aunque en lo personal me gusta mucho y me siento muy cómoda al confesarme junto o frente al Sacerdote, siento más cercanía y confianza porque puedo notar mejor el interés, la atención y la disposición del confesor, aspectos que considero muy importantes al momento de realizar una Confesión [Sacramento de la Reconciliación] lo mejor posible.

Pienso que al Sacramento de la Reconciliación se le debe dar la importancia y el respeto que se merece pues su precio es el Sacrificio de Cristo en la Cruz. No estoy de acuerdo con el establecimiento de "horarios" a veces de tiempo muy reducido dentro de la semana, el Sacerdote debe estar disponible con mayor frecuencia para este Sacramento, palabras propias del P.Fortea, quien me anima también a realizar este llamado de forma respetuosa a cualquier Sacerdote que llegare a leer mis palabras.

En días anteriores El Vaticano ha publicado un documento que se denomina: EL SACERDOTE CONFESOR Y DIRECTOR ESPIRITUAL MINISTRO DE LA MISERICORDIA DIVINA y se puede descargar desde internet.

Palabras de INTRODUCCIÓN de este documento que me permito reproducir: 


Junto a la Celebración eucarística diaria, la disponibilidad a la escucha
de las confesiones sacramentales, a la acogida de los penitentes
y, cuando sea requerido, al acompañamiento espiritual, son la medida
real de la caridad pastoral del sacerdote y, con ella, testimonian que se
asume con gozo y certeza la propia identidad, redefinida por el Sacramento
del Orden y que nunca se puede limitar a mera función.

El sacerdote es ministro, es decir, siervo y a la vez administrador
prudente de la divina Misericordia. A él queda confiada la gravísima
responsabilidad de “perdonar o retener los pecados” (cfr. Jn 20, 23); a
través de él, los fieles pueden vivir, en el presente de la Iglesia, por la
fuerza del Espíritu, que es el Señor y da la vida, la gozosa experiencia
del hijo pródigo, el cual, cuando regresa a la casa del padre por vil interés
y como esclavo, es acogido y reconstituido en su dignidad filial.

Donde hay un confesor disponible, antes o después llega un penitente;
y donde persevera, incluso de manera obstinada, la disponibilidad
del confesor, ¡llegarán muchos penitentes!

Redescubrir el Sacramento de la Reconciliación, como penitentes
y como ministros, es la medida de la auténtica fe en la acción salvífica
de Dios, que se manifiesta con más eficacia en el poder de la gracia
que en las estrategias humanas organizadoras de iniciativas, incluidas
las pastorales, que a veces olvidan lo esencial.



El documento se puede descargar AQUI


EL PERDÓN DE DIOS

AUTOR: P. Antonio Fortea

Estos días de verano estoy sustituyendo en las parroquias de Meco y Camarma. Cada día me siento antes de la misa en el confesonario en ambas parroquias. Siento una gran alegría en estar sentado en el confesonario, aunque sólo sea esperando que algún alma venga a pedir perdón a Jesús. La espera allí ya es para mí un tiempo gozoso. Por supuesto que espero rezando el breviario o haciendo oración. Pero nunca he considerado ese tiempo como un tiempo perdido.

Animo a todos los sacerdotes a dedicar un tiempo fijo del día a sentarse en el confesonario. Un tiempo fijo a hora fija. El mejor momento es antes de la misa, que es cuando viene la gente. Lo cual supone que el sacerdote tiene que tener todo preparado en el presbiterio media hora antes.

Animo a mis compañeros sacerdotes a redescubrir el gozo de ejercer este sacramento de forma diaria, con penitencias siempre diversas (aunque breves) tales como tener oraciones nuevas impresas en papelitos, u hojas con salmos. También animo a mis compañeros a usar el confesonario. El confesonario es la sede más digna y adecuado que se me ocurre para esta acción sagrada. Al penitente le da menos vergüenza confesarse a través de una rejilla. El confesonario aporta (sin contacto visual) una intimidad especial. El penitente, sin ver al sacerdote, puede imaginarse que es Jesús el que está allí escuchándole y dándole la absolución. Confesarse en un banco no es lo mismo.

Sacerdotes que leéis este blog, en el nombre de Jesús, os suplico que cada día antes de la misa estéis media hora orando en el confesonario. Si no viene nadie, al menos, os prepararéis con oración para el Santo Sacrificio.

Éste es el vídeo de hoy. Es curioso que tantos años después me siga produciendo tanta emoción ver un vídeo como éste. No os aconsejo verlo entero el video, ya que es largo, basta con que veáis sólo el primer minuto.

http://www.youtube.com/watch?v=b1yECF4tSTg

FUENTE: http://blogdelpadrefortea.blogspot.com/2011/07/el-perdon-de-dios.html

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