Conversando con amigos evangelicos sobre las Imagenes Sagradas
Por José Miguel Arráiz
Continuando
con la serie de conversaciones entre amigos sobre temas de apologética,
les comparto un diálogo sobre el tema de las imágenes sagradas, que
suele ser bastante polémico y piedra de tranca con nuestros hermanos. Lo
he reproducido este sí más retocado y parafraseado que el anterior,
porque puede servir de ayuda y guía a la hora de explicar a nuestros
hermanos cristianos de otras denominaciones exactamente que creemos y
por qué, aunque se que en este y otros temas, los mejores argumentos no
convencerán a todos. Los nombres, por supuesto, no son reales.
Miguel:
Estuvo muy interesante nuestra última conversación, y te podría decir
que entiendo su doctrina respecto a los santos, pero ¿por qué
representarlos con imágenes? ¿No dice claramente la Biblia que está
prohibido hacerlas?: “No te harás imagen ni ninguna semejanza de lo
que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas
debajo de la tierra. No te inclinarás a ellas ni las honrarás” (Éxodo 20,4-5)
Marlene: Efectivamente, ¿dónde dice la Biblia que se deben adorar imágenes?
José: Ok, permíteme que te explique exactamente que creemos.
Miguel: Por favor.
José:
Ante todo has de entender que las imágenes para nosotros no tienen el
mismo significado que para los paganos que las consideraban realmente
dioses. Nosotros no las adoramos, y sabemos perfectamente que son solo
representaciones, ya sea de Cristo o de sus santos.
Marlene: Pero las hacen igualmente.
José:
Si, pero aquí tenemos que entender a qué se refería el mandamiento, y en
qué consistía exactamente la prohibición de hacer imágenes. ¿Ustedes
creen que prohibía hacer cualquier tipo de imágenes?
Miguel: No, evidentemente no. El problema no es hacer una imagen, sino que se le adore.
José: ¡Exacto!. Y prueba está en que la misma tienda del encuentro[1] fue construida por orden divina y estaba llena de imágenes, lo mismo el Templo también las tenía, imágenes de seres que están en el cielo, como los ángeles, y que están en la tierra, como los animales. Incluso la mismaArca de la Alianza tenía
dos enormes ángeles en la parte superior (Éxodo 25,18-19; 26,4; 1 Reyes
6,18-19.23-29.32-33.35; 13,23-25.35-36). Queda claro que estas no
violaban la prohibición dada por Dios.
Miguel: Si, eso lo sé, porque no las adoraban.
José:
Estamos de acuerdo entonces que no hay que sacar el texto de contexto y
lo que se prohíbe no es la mera fabricación de imágenes sino su
adoración. Otra prueba de que el mandamiento no se refiere a cualquier
tipo de imágenes, ni siquiera religiosas, es que allí se usa la palabra
hebrea פֶּסֶל (pésel) que significa “ídolo”, mientras que en la misma
lengua existen palabras para referirse a otro tipo de imágenes no
idolátricas sino representativas, como por ejemplo la palabra tselem o
la palabra pittuach para referirse a imágenes representativas o
decorativas.
El mandamiento también comienza diciendo “ No habrá para ti otros DIOSES delante de mí” (Éxodo 20,3). Por lo tanto, una traducción adecuada que se apega más al texto hebreo y al contexto sería “No
te hagas ningún ÍDOLO ni figura de lo que hay arriba en el cielo, ni de
lo que hay abajo en la tierra, ni de lo que hay en el mar debajo de la
tierra” (Éxodo 20,4).
Y si una imagen no es
un ídolo, esto es, una imagen que sea considerada como un Dios en sí
misma, no representa ningún problema y podemos tener nuestros templos
llenos de ellas, tal como lo estaba el templo de Salomón, el cual luego
de ser reconstruido fue visitado por Jesús sin que este objetara en lo
absoluto la presencia de imágenes.
Allí está también el
caso de la serpiente de bronce (Números 21,9), mandada a construir por
Dios, nunca representó un problema hasta que parte del pueblo se
corrompió y comenzó a adorarla y tuvo que ser destruida (2 Reyes 18,4).
Marlene: Pero al rezarle y ponerse de rodillas ante ellas las adoran. Ese es el problema.
José:
Recuerda que en nuestra conversación pasada hablamos de que el gesto de
ponerse de rodillas tiene un significado diverso dependiendo de la
intención con que se haga. Cuando lo hacemos ante una imagen lo hacemos
como un acto de veneración.
Marlene:
Un acto de veneración ante un objeto inanimado. En los ejemplos que
pusiste en nuestra conversación anterior, vimos que los justos si se
ponían de rodillas ante profetas y hombres de Dios sin llegar a
adorarles, y allí puedo entenderlo porque eran personas vivas, ¿pero
imágenes de yeso que no pueden ver ni escuchar?.
José:
Efectivamente, sabemos que las imágenes no ven ni oyen porque solo son
eso: imágenes, pero para nosotros un gesto dirigido hacia una imagen
realmente está dirigido a quien la imagen representa. Cuando los
ancianos de Israel se postraban ante el Arca de la Alianza, no se
postraban delante de una caja de madera, sino delante de Dios.
Además, si recuerdas
bien nuestra conversación pasada, hablamos también de que aquellos que
ya gozan de la visión beatífica se enteran a través de Dios de lo que
acontece. Si esto es así, ¿por qué no habrían de enterarse de que ante
una imagen de ellos se ha hecho un gesto de reverencia o veneración?.
Y yo entiendo que puede
parecer exteriormente que un gesto de veneración de parte de un
católico es similar al de un pagano idólatra que adora la imagen en sí
misma, pero hay una diferencia sustancial que está en la intención del
corazón de quien lo hace, y como considera éste el significado de la
imagen.
Marlene:
Puede ser que tu lo entiendas de esa manera, pero ¿cómo saber que todos
los católicos lo entienden así? Eso no es lo que parece cuando les
vemos ponerse de rodillas ante una imagen.
José:
Como les decía anteriormente, no debemos olvidar que no vemos el
interior de las personas y acusarles de idolatría según lo que las
apariencias nos expone a caer en juicio temerario.
Yo, incluso cuando era
un niño pequeño, cuando veía una imagen y la tocaba, sin mucho
conocimiento religioso entendía que esa imagen no era Dios, y ni
siquiera al santo a quien representaba, pero consideraba que por estar
bendecida por Dios de alguna manera algo de esa bendición podía pasar a
través de ella. Ciertamente era una fe sencilla, tal como la de aquellos
que buscaban que la sombra de San Pedro les cubriera para sanarse
(Hechos 5,15), o que sanaban con tocar los pañuelos de San Pablo (Hechos
19,12). También está el conocido caso de la hemorroisa que al tocar el
manto de Jesús sanó (Marcos 5,26-31). ¿Consideran ustedes que esas
personas creían que fueron sanadas por pañuelos, mantos y sombras?
Miguel: Claro que no. Fueron sanadas por el poder de Dios.
José:
De la misma manera ocurre con la fe de la gente sencilla. Aun los más
humildes en el fondo de su corazón saben que una imagen no es un Dios,
ni mucho menos Dios.
Aquí mismo en nuestro
país ocurrió un milagro portentoso en el año 1669 cuando la peste
diezmaba a la población. Según sabemos la desesperación era tanta, que
los caraqueños sacaron en procesión una imagen de Jesús, la del
Nazareno, que ocupaba uno de los altares de la iglesia erigida en honor a
San Pablo, El Ermitaño. En la procesión los caraqueños imploraban la
desaparición de la peste, y cuando las plegarias eran más sentidas, la
imagen del Nazareno, de la iglesia de San Pablo tropezó con las ramas de
un limonero haciendo caer los frutos. Los caraqueños exclamaron ¡Milagro!
y corrieron a hacer guarapos con los limones, y cuando los enfermos lo
tomaban, sanaban. ¿Quien cree que los sanó? ¿La imagen del Nazareno o la
fe de esa gente sencilla que vio en ese suceso una respuesta
providencial a sus oraciones y creyó? ¿No recuerdan que dice la Biblia
sobre el que tuviere la fe como un granito de mostaza? (Mateo 17,20)
Miguel: Ok, pero la Biblia también prohíbe hacer imágenes de Dios. Recuerda que también dice: “Tened
mucho cuidado de vosotros mismos: puesto que no visteis figura alguna
el día en que Yahveh os habló en el Horeb de en medio del fuego, no
vayáis a pervertiros y os hagáis alguna escultura de cualquier
representación que sea: figura masculina o femenina, figura de alguna de
las bestias de la tierra, figura de alguna de las aves que vuelan por
el cielo, figura de alguno de los reptiles que serpean por el suelo,
figura de alguno de los peces que hay en las aguas debajo de la tierra.
Cuando levantes tus ojos al cielo, cuando veas el sol, la luna, las
estrellas y todo el ejército de los cielos, no vayas a dejarte seducir y
te postres ante ellos para darles culto. Eso se lo ha repartido Yahveh
tu Dios a todos los pueblos que hay debajo del cielo” (Deuteronomio 4,16)
José:
Si lees detenidamente el texto, allí se explica la causa de la
prohibición. Se prohibía representar a Dios con imágenes para que las
personas inmersas en aquella cultura no fuera a pensar que Dios tenía la
forma de una creatura. ¿Recuerdas cuando intentaron representar a Dios
como un becerro de oro (Éxodo 32,4)?, de eso precisamente les advertía.
Pero Dios luego se reveló en forma humana, pues Cristo es la “Imagen de Dios invisible” (Colosenses 1,15), y si le vieron y tocaron.
Miguel:
Supongamos que es cierto y no está prohibido hacer imágenes de
Jesucristo, ¿Cómo explicas que también hagan imágenes de Dios Padre?
¿Eso no está prohibido?
José: Representaciones puramente simbólicas que le muestran como un anciano de muchos días[2] para
dar a entender que existe desde la eternidad y de él proceden todas las
cosas. Hoy no existe para nosotros el riesgo de que alguien crea que
realmente Dios Padre es como un anciano con barba blanca, ni tampoco se
hacen esas imágenes para adorarlas.
Marlene:
Igualmente pienso que lo mejor es no correr riesgos, si las imágenes
son solo eso, representaciones, no son indispensables para nuestra
salvación. Lo mejor es no tenerlas y no exponer a nadie a que caiga en
pecado de idolatría.
José:
Lo que sucede es que los católicos no creemos que esa sea la solución a
los problemas que tenemos en la Iglesia. Nosotros no vamos a destruir
todas las imágenes solo porque algún católico pueda malentender la
enseñanza de la Iglesia. La solución del problema por el contrario es
catequizarles para que ellos llegando a la madurez de la fe eviten caer
en ese tipo de errores. Lo mismo ocurre con el tema de los santos: no
podemos negar la gran verdad que significa reconocer que tenemos una
familia en el cielo, solo porque alguien pueda caer en algún exceso y
darles el lugar que solo corresponde a Dios. No mutilar, negar, sino profundizar, aclarar, explicitary
es siempre la forma en que creemos debemos abordar los problemas,
porque no podemos negar una verdad solo porque exista el riesgo de que
algunos la malentiendan.
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NOTAS
[1] Traducida en algunas Biblias como Tabernáculo de reunión, Tabernáculo del testimonio,
etc., en el lenguaje bíblico generalmente designa el santuario movible
en forma de tienda de los hebreos antes de la erección del Templo de
Salomón construido por orden de Dios y con sus instrucciones.
[2] La figura de Dios como un “anciano de días” está inspirada en el libro de Daniel 7,9-10, donde el profeta le ve con “vestiduras blancas como la nieve, y como lana limpia los cabellos de su cabeza; de llamas de fuego era su trono”.
FUENTE: http://www.apologeticacatolica.org/Imagenes/Imagen17.html
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