Ni miedo a la vida, ni miedo a la muerte
Un hijo de Dios no tiene ni miedo a la vida,
ni miedo a la muerte,
porque el fundamento de su vida espiritual es el sentido de la filiación divina:
Dios es mi Padre, piensa,
y es el Autor de todo bien,
es toda la Bondad.
-Pero...¿tú y yo actuamos, de verdad, como hijos de Dios?
(San Josemaría Escrivá)
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