Cucharachas en el radio
He escrito una ENTRADA en dónde cuento una anécdota de niña inquieta buscando los jugadores del América de Cali dentro del radio de mis papás, pienso que es bueno aclarar el motivo por el cual dichos animalitos estaban en el radio muy orondos.
Crecí en la vereda de Llanitos, municipio de Une, Cundinamarca, un lugar muy frío a 3.000 mts sobre el nivel del mar y de difícil acceso de vías de comunicación, sin señal de televisión, ni servicio eléctrico, mi papá le pedía el favor a un señor que comprara el mercado para la familia en Bogotá y el mercado incluía un bulto de panela. En esa época los bultos de panela iban embalados en un costal de fique y protegido con hojas secas de caña, pues en esos bultos llegaron a casa los animalitos aquellos y se alojaron en la cocina lugar en donde se tenía que dejar el bulto de panela cerca al calor de la hornilla en donde se prendía el fuego para cocinar los alimentos.
¿Por qué había que dejarse el bulto allí cerca al calor? Sencillo, si se deja en otro lugar la panela de deshace por el frío y la humedad.
Papá y mamá libraban verdaderas batallas tratando de extinguir dichos animalejos, batalla por demás fracasada. Así que la cucaracha aquella alojada en el radio de mis padres solo buscaba un lugar en donde reproducirse y el radio era un buen lugar pues el calor que ofrecía era favorable para sus crías, hay que comprender que hasta las cucarachas buscan el bienestar de sus hijos.
Quedado claro el asunto, que no se vaya a decir de mi mamita que es una señora descuidada de la casa porque no es así. Además, si San Martin de Porres aprendió a compartir con los ratoncitos, en mi casita de bareque tuvimos que aprender a convivir (Eso si, al abrir el radio yo maté esas cucarachitas) con aquellos no tan agradables animalitos que por algo Dios lo crearía, aunque bien fastidiosos y feos si son.
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