LA IDEOLOGÍA DE GÉNERO Y EL FEMINISMO RADICAL-II
Art. de opinión de Javier Muñoz-Pellín | |
Simone de Beauvoir fue la que con su libro “El segundo sexo” (haciendo referencia a la subordinación de la mujer al hombre) inició el pensamiento feminista radical y por consiguiente la ideología de género. Simone cree, que la mujer debe independizarse y liberarse de las “ataduras de su naturaleza” y de las funciones asociadas a ella, como la maternidad. De Beauvoir, influida en cierta manera por Sartre (su maestro y pareja) dice al principio de su obra que la mujer no nace, se hace, “una no nace sino que se hace mujer”. Este, es el punto de partida del feminismo radical. Lo que ellos creen, es que la existencia (el cuerpo material) precede a la esencia (macho o hembra por decirlo de alguna manera). Por lo que existiría un momento en el que habría cuerpo pero no sexo, el llamado género neutro con el que todos nacemos. Y sería a partir de determinados factores, que nuestro sexo se decantaría para un lado o para otro. Después de destruir a la mujer como tal, con tal de intentar que rompa con su feminidad y rasgos característicos, acercándose así cada vez más a lo que sería un hombre, afirma, que los problemas que impiden la liberación de la mujer, son los roles y características que ésta ha asumido, como por ejemplo, ama de casa, llevar faldas etc. El siguiente paso que da, es criticar el papel tradicional de la mujer respecto de la familia. En definitiva, la mujer que defiende Simone deja de ser mujer para ser un hombre. Es la envidia de ser hombre y el complejo de ser mujer. Resulta curioso lo poco en que se parece la forma de vivir de Simone con su pareja, en relación a lo que ésta predicaba en sus escritos, pues ella siempre estuvo subordinada a J.P. Sartre; él, se aprovechaba de ella cuando le apetecía, y, a diferencia de otras mujeres, a Simone, Sartre nunca le pidió matrimonio. Este si fue un claro caso en el que ella pasó a ser el segundo sexo que en su libro mencionaba. Es interesante que ahora pensemos con qué corrientes e ideologías va de la mano De Beauvoir con su libro “El segundo sexo”. Algunas de estas corrientes e ideologías son: el nihilismo y el subjetivismo moral que desembocan en el relativismo: cada persona decide qué está bien y qué está mal; niega la naturaleza del hombre y lo concibe como un ser radicalmente autosuficiente que se construye a sí mismo La conclusión a la que llega Simone de Beauvoir es que la mujer tiene una dimensión corporal que la constriñe y de la que debe deshacerse para así poder llegar a ser como el hombre: la MATERNIDAD. La mujer debe emanciparse en dos direcciones: por un lado, del dominio y de la explotación del varón, y por lo tanto, de las instituciones que sirven a este fin, el Matrimonio y la Familia, así como de la represión sexual a la que ha estado sometida por la religión y la moral tradicional. Por otro lado, debe emanciparse de su propio cuerpo, repudiando la Maternidad. Pues al igual que el marxismo soñaba con la sociedad sin clases, la ideología de género sueña con la sociedad sin sexos. Y como paso previo a esta sociedad, será necesario que la mujer como clase oprimida, obtenga el control de la reproducción (píldora, métodos anticonceptivos, aborto libre, etc.) de la misma manera que el proletariado, para emanciparse de la burguesía, debería obtener el control de la producción. He pretendido explicar en estos dos artículos el significado de dos realidades, que muchos gobernantes en el mundo entero intentan imponer sin explicar claramente la inversión, la destrucción social de la familia, de la paternidad y maternidad, el desprecio por las embarazadas. Todas en mi edificio -me contaba una madre de familia- me critican por tener cuatro hijos; me dicen “eres como una coneja, sólo sirves para parir”. Lo que siempre ha sido motivo de alegría, el nacimiento de un niño, para la familia y para la sociedad, se quiere convertir en un día de luto para los padres, la familia y la sociedad. Esta ideología de género ¿tiene arreglo? SÍ. Al afectar a la naturaleza de las cosas, y rechazar la Ley Natural, entra en lo que el Papa Benedicto XVI denomina “materias no negociables”. La tal ideología está siendo ya rechazada por la realidad natural de las cosas. Si la Ley Natural es la participación de la Ley Eterna en la criatura racional, la Ley Eterna o Ley de Dios ha sido, es y será siempre la Providencia divina que cuida la Creación, todas las criaturas y, de manera especial al hombre y a la mujer, a la persona que ha sido y será siempre, una criatura individual de naturaleza racional (Cfr. El personalismo en Aristóteles, Boecio y Santo Tomás de Aquino). Cuando en las Universidades se explicaba Metafísica, salían verdaderos genios humanistas. La modernidad ha condenado la Metafísica ¿por qué? Porque “no es útil y no sirve para nada”. Es cuestión de elegir entre la clarividencia de los filósofos griegos (Sócrates, Platón, y, sobre todo, Aristóteles) y la oscuridad y egoísmo de Simone de B.y la conclusión de Sartre para quien “el infierno son los otros”; esta es la filosofía “vital” de un individuo tibio que juega a etiquetar a todos los demás como miembros insoportables para él y merecedores del infierno. “La Educación para la ciudadanía”, parece un intento nominal de algunos nostálgicos del totalitarismo. La analogía o parecido puede verse con claridad en los seis cursos de Formación del Espíritu Nacional que se impartía en el anterior régimen. Esta asignatura niega la idea natural de mujer, el feminismo y cualquier rasgo de feminidad de la mujer y quiere eliminar estos rasgos como paso previo para conseguir que la mujer se asemeje cada vez más al hombre. La ideología de género, en definitiva, lo que quiere lograr es que en la sociedad española todos seamos muy machos. Antes de acabar, quisiera añadir que, en verdad, la diferencia entre género masculino y género femenino se establece ya a nivel de la esencia, incluso de la persona: hay una persona hombre y otra mujer. Cada persona no es comparable, ni se debe llegar al confrontamiento ente la mujer y el hombre. El creyente tiene esta convicción mucho más clara; la persona es hombre o mujer pero por cada persona el Verbo se hizo Hombre, padeció y fue crucificado otorgándonos la capacidad de llegar a ser hijos de Dios. Viernes, 3 de junio de 2011 | |
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