INDULGENTE Y BUENO
Guarda mi alma,
pues que yo soy tu devoto;
salva, mi Dios, a tu siervo, que en Ti confía.
Ten piedad de mi. ¡oh Yahvé!,
pues te invoco todo el día.
Alegra el alma de tu siervo,
porque a ti, ¡Señor!, alzo mi alma.
Pues Tú eres, Señor, indulgebte y bueno
y de gran piedad para los que te invocan.
Escucha, ¡oh Yahvé!, mi oración
y atiende a la voz de mi plegaria.
Salmo 86, 2-6
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