Con dos…
Con dos…: "
FUENTE: http://berbellin.spaces.live.com/Blog/cns!F21C378058A775E0!14141.entry
Me contaban hace días que en una parroquia, un cura o dos han decidido por el artículo 47, que suele corresponder al de sus atributos varoniles, despojar a Dios Nuestro Señor del atributo de “todopoderoso”. El razonamiento es tan simple que a un crío de confirmación le daría vergüenza utilizarlo. Dicen que si Dios es todopoderoso cómo es posible que exista el hambre en el mundo y que haya terremotos.
Como ven profundísima reflexión en la que nadie en la iglesia universal, y a lo largo de veinte siglos había caído. Por tanto, y por razones puramente hormonales, unilateralmente, sin contar con nadie, en el más puro ejercicio del respeto y la democracia, en sus misas y celebraciones, Dios ha dejado de ser el todopoderoso. Con dos narices.
Allá cada cual con lo que decida y responsable se haga de sus propios ridículos. Un servidor tan sólo se atrevió a indicar algo, y es que eso de “Creo en Dios Padre todopoderoso, creador del cielo y de la tierra” es del credo, y que se me hace fuerte modificarlo así a capricho. Respuesta: pues yo lo modifico porque sí. El argumento es contundente. La testosterona no sabe de dialéctica. ¿Y la bendición final de la misa, esa que dice: “la bendición de Dios todopoderoso…”? Pues sin todopoderoso.
Curioso. Veinte siglos de iglesia, dos credos, la liturgia, llamando a Dios todopoderoso y todos equivocados. Digo yo que si a este cura no se le habrá ocurrido pensar que a lo mejor quien anda patinando es él. Que si no habrá considerado que sus feligreses tienen derecho al credo de la Iglesia, el de siempre, y no al suyo. No falla, cuanta más democracia se pide, cuanto más se queja uno de imposiciones, más dictador en la práctica. Cuanto más se reivindica la libertad de expresión, menos se deja opinar a los contrarios. Es claro: pido democracia en la iglesia y libertad de expresión, y yo modifico el credo porque me sale de las narices.
Hablando con alguien, yo decía que necesitamos unos mínimos para entendernos. Y que el mínimo mínimo es el credo. Y que si no lo comprendemos, se explica, pero lo que no vale es quitar palabras o ponerlas en función del capricho del señor cura o del primer iluminado que aparezca.
Amos, digo yo.
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Me contaban hace días que en una parroquia, un cura o dos han decidido por el artículo 47, que suele corresponder al de sus atributos varoniles, despojar a Dios Nuestro Señor del atributo de “todopoderoso”. El razonamiento es tan simple que a un crío de confirmación le daría vergüenza utilizarlo. Dicen que si Dios es todopoderoso cómo es posible que exista el hambre en el mundo y que haya terremotos.
Como ven profundísima reflexión en la que nadie en la iglesia universal, y a lo largo de veinte siglos había caído. Por tanto, y por razones puramente hormonales, unilateralmente, sin contar con nadie, en el más puro ejercicio del respeto y la democracia, en sus misas y celebraciones, Dios ha dejado de ser el todopoderoso. Con dos narices.
Allá cada cual con lo que decida y responsable se haga de sus propios ridículos. Un servidor tan sólo se atrevió a indicar algo, y es que eso de “Creo en Dios Padre todopoderoso, creador del cielo y de la tierra” es del credo, y que se me hace fuerte modificarlo así a capricho. Respuesta: pues yo lo modifico porque sí. El argumento es contundente. La testosterona no sabe de dialéctica. ¿Y la bendición final de la misa, esa que dice: “la bendición de Dios todopoderoso…”? Pues sin todopoderoso.
Curioso. Veinte siglos de iglesia, dos credos, la liturgia, llamando a Dios todopoderoso y todos equivocados. Digo yo que si a este cura no se le habrá ocurrido pensar que a lo mejor quien anda patinando es él. Que si no habrá considerado que sus feligreses tienen derecho al credo de la Iglesia, el de siempre, y no al suyo. No falla, cuanta más democracia se pide, cuanto más se queja uno de imposiciones, más dictador en la práctica. Cuanto más se reivindica la libertad de expresión, menos se deja opinar a los contrarios. Es claro: pido democracia en la iglesia y libertad de expresión, y yo modifico el credo porque me sale de las narices.
Hablando con alguien, yo decía que necesitamos unos mínimos para entendernos. Y que el mínimo mínimo es el credo. Y que si no lo comprendemos, se explica, pero lo que no vale es quitar palabras o ponerlas en función del capricho del señor cura o del primer iluminado que aparezca.
Amos, digo yo.
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