8 de diciembre recordaciones y esperanzas
Esa foto es la de la casa donde transcurrió mi niñez hasta los diez años, es la casa más bonita del mundo, los 7 de diciembre en una zona alta preparábamos una montaña de una planta llamada helecho para prenderle fuego al atardecer a las 6 de la tarde, el orgullo mío era ver que esa fogata era inmensa y que les llamas como que querían llegar hasta el cielo, yo no recuerdo como mis padres me explicaban esa costumbre. Yo lo que recuerdo es que yo sentía en mi corazón orgullo porque veía que esa llama era la mas grande de las veredas que se veían, tal vez solo imaginación mía pero para mí era la llama más grande y yo sabía que la Virgen pasaba a las 6 de la tarde por mi casa, siempre el 7 de diciembre y con inocencia y fe así lo creía.
Ya en Bogotá en casa se prenden una velitas de colores y se colocan en el bordecito de una ventana, nadie ve esas luces ya no son las más grandes luces de la ciudad porque si salgo a la calle el foco que la ilumina es más grande que las luces de las velitas, pero sé que María sigue pasando, cada 7 de diciembre por mi casa.
El año pasado estuve en otro sitio, con otras personas, en otras circunstancias y salimos a la calle, la gente aglomerada en un lugar común, el ruido de un espectáculo público ofrecido por la alcaldía y familias prendiendo velitas en las calles, pero no fue igual, un sinsabor que aún conservo ha quedado en mi corazón, ¿No pasó la Virgen, no lo sé, me atrevería a decir que no?
Este año si Dios lo permite, estaré con mi núcleo familiar más cercano y se prenderán las velitas y se le explicará a los chicos que se está haciendo y se elevará una oración al cielo, para que la Virgen pase, pase por mi Corazón, por mi familia, por Colombia, por los amigos, por Latinoamérica, por el mundo, que Ella allane y prepare en nosotros el nacimiento de Cristo, porque necesitamos en la vida muchos nacimientos de Cristo en nosotros, porque la Sabiduría de la Iglesia que marca el tiempo Litúrgico conoce el corazón humano.
Oh, María has sido llena de Gracia y Bienaventurada, las generaciones te recordarán, yo necesito aprender de ti, el mundo necesita aprender de ti, te ignoro y te ignoramos, concédenos Madre Santa y Pura, que por intercesión tuya nuestro corazón se prepare y acepte al Hijo de Dios, Camino, Verdad y Vida, Luz de las Naciones. Amén.
(02 de diciembre de 2009, miércoles)
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