TEN PIEDAD DE MI
Ten piedad de mí, Señor, porque estoy angustiado: mis ojos, mi garganta y mis entrañas están extenuados de dolor. Mi vida se consume de tristeza, mis años, entre gemidos; mis fuerzas decaen por la aflicción y mis huesos están extenuados. Salmo 31, 9-10 Señor, ten compasión de mí, pues estoy en peligro. El dolor debilita mi ojos, mi cuerpo, ¡todo mi ser! ¡El dolor y los lamentos acaban los años de mi vida! La tristeza acaba con mis fuerzas; ¡mi cuerpo se está debilitando! Salmo 31, 9-10